sábado, 30 de junio de 2007

Mi abuelo conoció a Einstein, ¡a Einstein!

Fue de golpe, un tema en los pulmones, y a los 88 años cualquier internación es complicada. Si recuerdo el hospital, recuerdo su cabeza inclinada hacia la izquierda, el gemido asmático del respirador, los tubos metidos en la garganta, el olor farmacéutico y recuerdo su cuaderno de apuntes, en el que escribía cosas como "Agua", "Gracias" o "Más tarde".

Tocamos timbre, y los segundos cayeron como gotas densas, sin apuro. Por fin abrió la puerta, y otra vez resucitó aquél, el abuelo de siempre, que me acompañaba con sus pasos largos por el Camino de los hormigueros, a la vuelta del Club Banco República, el abuelo que tiene mejor memoria del mundo, y el abuelo que es flaco como yo, ágil como yo, y que, como yo, le gusta conversar. En la casa de mi abuelo siempre hay coca cola, y siempre está sin abrir, esperando a que lleguemos. Hoy fuimos a visitarlo, y la imagen del hospital solitario -porque los C.T.I. son los lugares más desposeídos que jamás pueden existir- quedó por fin suspendida como una pesadilla sin dueño.
Me habló de un Montevideo con tranvías, donde los agravios se remediaban en duelos a muerte, me habló de mujeres que bajaban completamente vestidas a la playa y me dijo que una vez conoció a Albert Einstein.

Me habló de tantas tantas tantas cosas e historias y más cosas y más historias, que de a poco me encogí en el sillón y no me animé a preguntarle lo que en verdad daba vueltas en mi cabeza. Eso, todo eso, ya saben. Lo de la muerte, lo de Dios, lo de su agnosticismo, lo del sentido y lo de cómo ser feliz, y todo eso, eso, ya saben, lo de las cosas que se piensan cuando uno ya está cerca o muy cerca.
Pero aquel Montevideo fue más cómodo, más prometedor, y ahora ya sé que mi abuelo conoció a Albert Einstein. ¡Einstein!, ¿entienden? ¡¡¡Einstein!!! ¡¡¡Einstein!!!

martes, 26 de junio de 2007

Timing

Quise hablarle al señor del ómnibus, y al chófer del taxi, y a la señora ejecutiva con lentes de armazón rojo, y quise hablarle al empresario que pasó corriendo por la Plaza Libertad, y a un niño cargado de bolsos, con el pelo mojado y recién salido del Club del Banco Hipotecario, que años después será tan ágil como aquel joven que se tira cuesta abajo en bicicleta, bastante parecido a mí, a mí mismo, incluso. Quise hablarle a todos y a cada uno de ellos y no pude porque todos y cada uno de ellos estaban muy apurados. Y yo, que tengo un andar más bien ligero, me puse a correr para alcanzarlos.

jueves, 21 de junio de 2007

Guerra

Era tan valiente que mató demasiadas personas.
¿Y después?
Después nada.

Descubrimiento



Les obligo a que escuchen a José González, un gran descubrimiento. Sueco-argentino, canta en inglés, y toca la guitarra como muy pocos cantautores. Afina de una manera distinta (la sexta en re, la tercera en fa sostenido, etc.) y, a la vez que toca, hace un acompañamiento percusivo con la mano derecha que mata. Hay que verlo.
Bueno, eso. Disfruten.
Quizá lo conocen de esta publi.

P.D.: Agradezco a quien me llevó. Sabia, ella.

lunes, 18 de junio de 2007

Diálogo con sueño

-¿Estás dormido, Al?
-Sí -respondí.
Y ella se pensó que estaba dormido.

sábado, 16 de junio de 2007

Pensamiento light

La ética es estética y dietética.

domingo, 10 de junio de 2007

Titularía este post de una manera artística, si la encontrara

Hay canciones y libros y películas que me sirven. Canciones y libros y películas que llegan en momentos clave. Pequeños instantes en los que el alma se abre en busca de respuestas, y aparecen allí, asomando, poniendo nombre a lo que hasta el momento se mantuvo como un nudo confuso. Son, también, salvavidas, faros, mapas, espejos, y documentos extrabiográficos, que templan el desnorteado viaje.
Hoy, por ejemplo, varias canciones: Y hoy te vi, Si me voy antes que vos, Esa tristeza, Dame un talismán, La muerte del ángel, Viajar contigo es como escuchar la vida secreta de las plantas, Trivial polonio, La momia gitana... Y todas ellas tuvieron nombre y apellido. Clarísimo. Clarísimo.
Mañana será, quizá, un día más librero, o un día de película. Sólo habrá que subir escalones.

viernes, 8 de junio de 2007

Rodados

Disminuí la cantidad de kilómetros semanales en bici. Ahora camino más. Es que las mañanas invernales (otoñales) son cada vez más violentas. Y como ahora tengo emepetrés, en el camino a la facultad escucho música, y así me despierto mejor.
También influye que mi bici está casi kapput del todo, y se ha vuelto riesgoso usarla. A veces ando en la bici de mi hermana, que es muy cómoda, aunque peligrosa: es rosada, y cuando paso de noche por el Parque Batlle, los travestis me miran con ganas. Yo sigo veloz, y hasta ahora mantengo el invicto.
En esa misma bici fue a rendir mi hermano el último examen del Abi, el bachillerato alemán. Salió en la máquina rosada, vestido de saco y corbata, con una lapicera en el bolsillo. Un grande.
Tengo una pasión extraña por las bicicletas, confieso.

miércoles, 6 de junio de 2007

La tele (y el mundo) según A.

El sexo se ha vuelto un contenido inexcluyente para la existencia de un programa televisivo. Por ejemplo, si uno hace un documental de elefantes, no puede faltar la escena de los elefantes apareándose. Si uno hace un programa de cocina, no puede dejar de hacer chistes fáciles en relación al palo de amasar o al mango del sartén...
Salió este complejo tema, y empezamos a filosofar. A. define el sexo como una función derivada de una potencialidad escalar: el sexo no es algo en sí mismo, sino algo que uno puede llegar a obtener, es decir, una potencialidad. (A. sabe mucho de ciencia). El argumento más fuerte de A. era el caso Abijail, el travesti de "Bailando (en un caño) por un sueño": Abijail (ex Maxi) era un hombre que ahora es mujer pero que en una coreografía se disfrazó de hombre (de mecánico), y de a poco se desvestía hasta recuperar su imagen de mujer. (La coreografía era al rededor de un caño). Esto confirma su teoría.
A. siguió hablando de la televisión. Según él, cada vez está mejor: abundan los fisicoculturistas descerebrados, las vedettes de hule, y los opinólogos pelotudos, que fundamentan sus verdades en base a la transgresión. Si se usara esta gran herramienta de comunicación para enriquecer y unir a la sociedad...
En cuanto a la solidaridad, A. no tuvo piedad: tenemos que ver a niños tetraplégicos que se babean en televisión para levantar el teléfono y donar veinte pesos y sentirnos mejores personas. Pero en realidad, lo que hacemos es ayudarnos a nosotros mismos, alimentar nuestro ego, porque ayudamos desde el "yo", y sinceramente nos importa muy poco el sufrimiento de los demás. Eso no es solidaridad, es vanidad.
Habló de la solidaridad de la Europa de posguerra (no la de ahora, que no se hace cargo de los inmigrantes que una vez, hace décadas, se fueron de allí), y siguió dando golpes, puf, puf, puf.
¡Puf! Golpe duro el de A. Y, como siempre, políticamente incorrecto.

Analfabetismo gastronómico

Ayer me corté el dedo gordo con el cuchillo del pan (es penoso, lo reconozco; además, el pan ensangrentado no es nada apetitoso), y hoy el dedo ardió mucho con el ácido de las mandarinas.
Mi única virtud gastronómica es saber elegir la música adecuada.
Ya aprenderé. Verán.

P.D.: Como las fotos que encontré en relación a "cocinero" son todas muy aburridas, elegí la más aburrida.

Los supermercados son sexistas

Llamémosle azar, culo, o lo que sea, pero lo cierto es que fui bastante rápido en el surtido del supermercado. Sólo me demoré en una cosa, los huevos (de gallina), que no los encontraba, y me daba pudor preguntarle al gondolero: "Disculpe, señor, ¿dónde están lo huevos?".
Al final aparecieron.
Ahora entiendo por qué hay tan pocos hombres en el supermercado. Es un ambiente muy sexista.

P.D.: La imagen, Cinco viudas en un supermercado, de Pablo Mañé.

lunes, 4 de junio de 2007

Avanza, el país avanza


Llamé a una oficina pública porque precisaba un dato.
-Buenas tardes, sí, mi nombre es Al Nonino y estoy... (bla, bla, bla) ..., ¿usted me podría brindar esa información?
-Sí, cómo no.
-Dígame -respondí ansioso.
(Raro silencio)

-...Mmm, no sé.
-... -respondí.

-Yo, lo que pasa, es que estoy de paro, ¿sabe?
-...Mmm. Sí sé.
(Cri-cri. Nuevo silencio). No supe si soltar una carcajada o un insulto. Me contuve y pregunté:
-¿Y si no está dispuesto a trabajar, por qué se queda en la oficina?
-Porque yo, lo que pasa, es que estoy de paro.
-Claro, entiendo -mentí.
-En todo caso llame mañana, señor.
-Perfecto gracias hasta mañana buenas tardes.
-Por favor noaidequé.
Y por un momento comprendí a Escher y a Mrozek. Todo junto.

P.D.: Las escaleras son tan ascendentes como descendentes.

viernes, 1 de junio de 2007

Cablegría

En esta semana se entreveraron varios cables. Y si digo varios, digo varios, es decir, más de los que esperaba. Noticias de otros lugares. Pero creo que estuvo bien que se entreveraran justo esos cables. Para que pase un poco de elctricidad, y se aclare la mente. I. y M. saben bien de qué hablo. Ellos me dan la razón, y dicen que todo es cuestión de tiempo y de saber desenredar las manos y los pies sin electrocutarse. Está claro. (Creo...).
Cambiando de tema, saqué "Samba da bencao", de Vinicius y Baden Powell. Y no puedo quitarme la melodía y la letra de la cabeza. Les dejo unos versos:

É melhor ser alegre que ser triste
Alegria é a melhor coisa que existe
É assim como a luz no coração

Mas pra fazer um samba com beleza
É preciso um bocado de tristeza
É preciso um bocado de tristeza
Senão, não se faz um samba não

(...)

Porque o samba é a tristeza que balança
E a tristeza tem sempre uma esperança
A tristeza tem sempre uma esperança
De um dia não ser mais triste não

Descubrimiento

Visiten el blog de Alberto Montt. Me reí muuucho.