martes, 29 de mayo de 2007

Un trabajo, casi

-Ta, vos sos guitarrista, pero... ¿y de qué trabajás?
-Cuando puedo, de músico, que es mi mayor fuente de egresos.

lunes, 28 de mayo de 2007

Relación

El problema fue que siempre se llevaron bien. Muy bien.

martes, 22 de mayo de 2007

Los reflejos del discurso

Después de que el tachero me convenció de que había pocos tipos tan honestos y laburadores como él, y de que siempre ayudaba a los que lo necesitaban de manera desinteresada, llegamos a destino. Le pagué con un billete de cien, y él me devolvió veinte pesos, y mientras simulaba una patética búsqueda del resto de mi vuelto, un arrebato de maldad me invadió y le dije, deje, deje, maestro, así está bien.

lunes, 21 de mayo de 2007

Pasan cosas, muchas


Ésta será una gran semana. El garage estará ordenado. Cumpliré años. Escribiré sobre la fugacidad del tiempo, la caducidad del amor, y la banalidad de la cultura. Visitaré amigos, tomaré cerveza y ganará Nacional. Cambiaré las cuerdas de la guitarra. Leeré sólo lo que tenga ganas. Y el domingo, después de varios meses de trabajo, 86 familias tendrán una casa digna. Ésta será una gran semana. Sin duda.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Tiempos y destiempos

-¿Meses...?
-Semanas.
La nuez de su garganta se convirtió en un trapo sucio e intragable.
-... Entonces te diré todo.
Y se lo dijo.
Pero fueron años. Lamentablemente.
Hay cosas que sólo se dicen antes de morir.
O cuando todo está perdido.

lunes, 14 de mayo de 2007

De ruta en ruta


Un tema de Martín Morón. ¡Qué tipo divertido! Un aplauso.

La cercanía de los extraños

Mi hermano tiene la teoría de que estamos a cinco contactos de cualquier persona del mundo.
Me explico.
Ejemplo 1: Yo conozco a mi tío. Mi tío conoce a Jorge Batlle. Jorge Batlle conoce a George Bush. Entonces, yo estoy a tres contactos de George Bush.
Ejemplo 2: Yo conozco a C., que es camarógrafo. C. filmó a Araceli González, por lo tanto, la conoce. Entonces, yo estoy a un contacto de Araceli González. (¡Vamo!).
Si cualquier persona del mundo está a menos de cinco contactos de cualquier otra persona del mundo, ¿por qué nos importa tan poco el de al lado?
Es hora de hacer cuentas.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Los muros del ombligo

Vivir se vuelve vacío si lo urgente eclipsa lo importante. La inercia, a la larga, nos deja solos. Con muchos éxitos, con mucho dinero quizá, con mucho conocimiento -si se entiendo que conocimiento es todo lo que sale de los libros-. Pero más allá de estas distracciones, que no son más que fuegos artificiales, estamos solos. Estamos solos si no supimos ver que a nuestro lado había alguien que sufría o estaba feliz, y necesitaba compartirlo. Desconfío que ese vacío se deba a que no tenemos tiempo. Mentira. El tiempo, se sabe, es relativo y depende de lo que realmente tengamos ganas de hacer. Lo que sí tenemos es mucho, demasiado interés por nosotros mismos. Y mucho, demasiado miedo de comprometernos con quienes decimos querer.
Se ha vuelto tan difícil salir de los muros de nuestro ombligo. Qué lío.

No deja de ser tragicómico


A causa de este cyber-conflicto, el próximo 15 de junio, fecha del siniestro, será el Día del comentarista de blogs. No deja de ser tragicómico.

Los caminos inventados

Les dejo este fascinante cuento de Kawabata, que está dentro de Historias en la palma de la mano (Emecé, 2005), un libro que además de leerlo, hay que tenerlo. Como lo indica el título, son pequeñas historias, de una o dos páginas, que resumen un viaje onírico y brutal por el mundo de Kawabata.
Sin más, disfruten.
P.D.: Si alguien lo quiere, que me lo pida, que me lo pida.

CANARIOS (KANARIYA)1924

Señora:
Me veo obligado a romper mi promesa y una vez más le escribo una carta.
Ya no puedo tener conmigo por más tiempo los canarios que recibí de usted el año pasado. Era mi mujer la que siempre los cuidaba. Yo me limitaba a mirarlos, a pensar en usted cuando los observaba.
Fue usted quien dijo, ¿no fue así?: “Usted tiene una mujer y yo un marido. Dejemos de vernos. Si por lo menos usted no tuviera mujer. Le entrego estos canarios para que me recuerde. Obsérvelos. Ellos son ahora una pareja, pero el vendedor simplemente tomó un macho y una hembra al azar y los metió en una jaula. Los canarios en sí no tuvieron nada que ver. De todos modos, por favor recuérdeme a través de estos pájaros. Tal vez sea desagradable entregar criaturas vivas como recuerdo, pero nuestra memoria también está viva. Algún día los canarios se morirán. Y, cuando llegue el momento de que mueran nuestros mutuos recuerdos, dejémoslos morir”.
Ahora los canarios parecen estar al borde de la muerte. La que los cuidaba ya no está. Un pintor como yo, negligente y pobre, es incapaz de hacerse cargo de estos frágiles pájaros. Lo diré claramente. Mi mujer se ocupaba de los pájaros, y ahora está muerta. Y como ella ha muerto, me pregunto si también los pájaros morirán. Y si así es, ¿era mi mujer la que me traía recuerdos de usted?
Hasta se me ocurrió dejarlos libres pero, desde la muerte de mi mujer, sus alas parecen haberse debilitado repentinamente. Además, estos pájaros no saben lo que es el cielo. Este par no tiene otra compañía en la ciudad ni en los bosques cercanos donde reunirse con otros. Y si acaso uno se fuera volando por su cuenta, morirían separados. En aquel entonces, usted aseguró que el hombre del negocio de mascotas simplemente había tomado un macho y una hembra al azar y los había metido en una jaula.
Y a propósito, no quiero vendérselos a un pajarero pues usted me los dio a mí. Y tampoco quiero regresárselos a usted, pues fue mi mujer la que los cuidaba. Por otra parte, estos pájaros – de los que probablemente ya se haya olvidado – serían una molestia para usted.
Lo diré de nuevo. Fue porque mi mujer estaba aquí que los pájaros han vivido hasta el día de hoy – sirviendo como recuerdo suyo. Por eso, señora, deseo que estos canarios la sigan a ella en la muerte. Mantener su memoria viva no fue lo único que hizo mi mujer. ¿Cómo pude amar a una mujer como usted?¿No fue acaso porque mi mujer permaneció conmigo? Mi mujer me hizo olvidar todo el sufrimiento. Ella evitaba mirar la otra mitad de mi vida. Si ella no lo hubiera hecho, seguramente yo habría desviado mis ojos o habría desalentado mi mirada ante una mujer como usted.
Señora, ¿no es correcto, entonces, que mate a los canarios y los entierre en la tumba de mi mujer?

En el final de esta historia, el protagonista muere

Por alguna razón que desconozco, lo cierto es que estaban por matarme. Y como no tenía más opción que resignarme a morir, decidí disfrutarlo. Introduje tranquilamente mi dedo índice en la nariz, saqué unos cuántos gramos de moco acartonado, y los hice una bolita. Repetí este ritual hasta que vacié mis fosas nasales (*ver foto). Luego hice una gran bola con todo el material, y se lo lancé a la cara del asesino.
El tipo se lo sacó del cachete, lo examinó, y se lo comió. Luego, pum, me mató.
Ahora que estoy del otro lado, descubro las virtudes del moco, y me doy cuenta de que hubiera preferido ser yo el comensal de ese delicioso confite.

martes, 8 de mayo de 2007

Eduardo, el cocinero

Todo indicaba que Eduardo sería un gran cocinero. Uno grande. Su Don -don con mayúscula, claro- se insinuó el día que se mudó de su casa materna, y un amigo le regaló un libro de cocina: "Para que no te cagues de hambre, Edu". Pronto se levantó una sospechosa ansiedad, y entre la gente que asistió a la inauguración de la casa no había duda de que Eduardo sería un gran cocinero. Uno grande.

Esa misma noche, cuando todavía quedaban algunas visitas en la nueva casa, Eduardo anunció: "Hay dos opciones: o se van (¡ya sería hora!), o les cocino algo". Hubo 43 segundos de silencio, y luego, los presentes respondieron a coro: "Cocináte algo, Edu". Y así fue.
Buscó en el índice, y lo que más le convenció fue "Escalopines a las finas hierbas", pero en un sano acto de sinceridad, se autodijo: "Ta muy jodido". Continuó su larousiana búsqueda -ya en desuso por culpa de gúguel-, y deslizó el índice hasta la "H" de omellete. Le gustó el sonido de esta palabara (“omellete, omellete”, repetía). Y se puso a cocinar. Un omellete.

La profesía parecía cumplirse. Rompió adecuadamente los huevos. Revolvió. Cortó jamón, queso, salame y dulce de leche. Pero cuando estaba por llegar al final de la receta, leyó una frase terrible. Una puñalada en el corazón: "Agregar sal a su propio gusto". Y Eduardo, que siempre fue fanático de las hipotenusas y lo geométricamente exacto, quedó en un pause absoluto. Nunca se había sentido tan abandonado. Tan miserablemente abandonado.
-Merjor será llamar a un delivery. Se me rompió la hornalla.
Y comieron pizza.

lunes, 7 de mayo de 2007

La cabeza de Franklin

Había pocas pelícualas en la casa de mi abuelo. Una de ellas era Ambrosio, la historia de un ratón muy inteligente, que ayudó a Franklin en sus inventos y a redactar la declaratoria de independencia de EUA. Cuando lo enfocaban, la cabeza de este señor me hacía acordar a una pera. Siempre quise que le creciera un cabo en la pelada.

martes, 1 de mayo de 2007

Nombres Out

Hombres:
Yoniguóquer
Yeferson
Guoldisnéy
Yisuscrai/ Yisuscraist
Güínston

Mujeres
Yarlot
Amanda
Yanel
Yaquira
Fiyeral

Nombres In

Hombres:
Bartolomé
Venancio
Sixto
Iván
Bautista

Mujeres :
Delfina
Juanita
Faustina
Dolores
Clementina