miércoles, 9 de mayo de 2007

Los muros del ombligo

Vivir se vuelve vacío si lo urgente eclipsa lo importante. La inercia, a la larga, nos deja solos. Con muchos éxitos, con mucho dinero quizá, con mucho conocimiento -si se entiendo que conocimiento es todo lo que sale de los libros-. Pero más allá de estas distracciones, que no son más que fuegos artificiales, estamos solos. Estamos solos si no supimos ver que a nuestro lado había alguien que sufría o estaba feliz, y necesitaba compartirlo. Desconfío que ese vacío se deba a que no tenemos tiempo. Mentira. El tiempo, se sabe, es relativo y depende de lo que realmente tengamos ganas de hacer. Lo que sí tenemos es mucho, demasiado interés por nosotros mismos. Y mucho, demasiado miedo de comprometernos con quienes decimos querer.
Se ha vuelto tan difícil salir de los muros de nuestro ombligo. Qué lío.

5 comentarios:

Ignacio Bermúdez dijo...

Nadie está realmente solo. Puede que se sienta así, pero en el fondo, siempre tenemos a alguien para hacernos notar que estamso vivos.

Al Nonino dijo...

Siempre hay alguien que se apiada de nuestros ombliguismos. Por suerte.

J. dijo...

Los ombligos son agujeros negros.

Anónimo dijo...

salís y ya está, no es para tanto.

eresfea dijo...

Me contaron que en Austria dicen que el ombligo es la cicatriz de la conciencia.
Me gustó. Precisamente, el recuerdo de una deuda de amor absoluta.