Vivir se vuelve vacío si lo urgente eclipsa lo importante. La inercia, a la larga, nos deja solos. Con muchos éxitos, con mucho dinero quizá, con mucho conocimiento -si se entiendo que conocimiento es todo lo que sale de los libros-. Pero más allá de estas distracciones, que no son más que fuegos artificiales, estamos solos. Estamos solos si no supimos ver que a nuestro lado había alguien que sufría o estaba feliz, y necesitaba compartirlo. Desconfío que ese vacío se deba a que no tenemos tiempo. Mentira. El tiempo, se sabe, es relativo y depende de lo que realmente tengamos ganas de hacer. Lo que sí tenemos es mucho, demasiado interés por nosotros mismos. Y mucho, demasiado miedo de comprometernos con quienes decimos querer.
Se ha vuelto tan difícil salir de los muros de nuestro ombligo. Qué lío.
miércoles, 9 de mayo de 2007
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5 comentarios:
Nadie está realmente solo. Puede que se sienta así, pero en el fondo, siempre tenemos a alguien para hacernos notar que estamso vivos.
Siempre hay alguien que se apiada de nuestros ombliguismos. Por suerte.
Los ombligos son agujeros negros.
salís y ya está, no es para tanto.
Me contaron que en Austria dicen que el ombligo es la cicatriz de la conciencia.
Me gustó. Precisamente, el recuerdo de una deuda de amor absoluta.
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