domingo, 19 de octubre de 2008

Transición

En un acto de musculosa musicalidad, subió el amplificador por la escalera hasta su recámara, ordenó el cablerío, conectó aparatejos, eligió partituras, y en el momento de tocar, la fatiga lo guardó en la cama, hasta el día siguiente. Al levantarse, lo consoló la idea de que la mejor música, la mejor literatura, y las más exactas aproximaciones a lo bello se refugian en los sueños. Aunque eso no alcance, mientras tanto, es importante recordarlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

para eso uno tiene que poder y querer recordar el sueño

Al Nonino dijo...

Uno debe procurar querer aquello que sabe que quiere. Aunque en el momento no lo quiera.
Todo esto, hasta que ya no lo quiera definitivamente.