El cielo de Nueva York está tejido de puentes, telarañas descomunales. Los autos se lanzan de isla a isla y sólo se detienen cuando el puente se levanta para que pasen los buques. De lejos no se entiende que cada puente puede tener más de un piso y que en cada piso viaja una riada incontable de automóviles.
Camino por el centro de Nueva York, por la quinta avenida o el Time Square por ejemplo, en una noche sin Luna ni estrellas: acepto que la Luna y las estrellas no existen en Nueva York. Camino y en la verticalidad descubro una noche que no es noche, una Luna que no es Luna, una luz dura e intensa, que existe en todo Nueva York y congela el asfalto: Iphone, Coca Cola, The Phantom of the Opera, McDonald´s.
Absolutamente anónimo, insignificante, una porquería entreverada entre rascacielos, así se siente uno en las avenidas de Nueva York.
-Es increíble que el frío llegue hasta acá arriba... -me dice alguien en la azotea del Empire State, a 381 metros de altura.
Por las avenidas, se contractura el cuello de mirar hacia arriba, y a pesar del frío, que raspa en los bronquios, asomo la cabeza por fuera de la capucha, inclino el cuello hasta que sobresalga la nuez, y me pierdo en los vidrios, en las nubes que viajan rápido.
Nos refugiamos del frío en el Museo de Arte moderno. Me asalta una obra: un video de un niño de Kosovo que juega al fútbol con un cráneo humano. Un guardia nos prohíbe silbar, y empalagados de picassos y warhols, nos detenemos en un ventanal: nieva en Nueva York. El arte no cabe en los museos.
A la salida, tomo el metro, camino por el Central Park, y me detengo en un hombre que homenajea, día a día, a Lennon. Nueva York nos despide con el sol fílmico y titilante de Harlem.
Tres días en la gran manzana. Entramos y salimos de la ciudad escuchando a Frank. El mundo nos quedó enorme.
martes, 12 de febrero de 2008
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6 comentarios:
Al, te felicito! Excelente crónica!Un abrazo grande.
Esta ciudad es capaz de devorar gente. And the end of the ride can be thrilling.
Tremendo. ¿No intentaste tirar una moneda desde el Empire State a ver que pasa? Muy orgulloso estoy. Sigue croniquiando, lobo, sigue...
¿Devorar gente? Vamos, que no es tan malvada...
Por lejos la ciudad más impresionante que he visitado. ¿Fuiste al Soho? Seguro que te encantaría.
Abrazo
García Lorca, Poeta en Nueva York.
De Oda a Walt Whitman:
"Nueva York de cieno,
Nueva York de alambre y de muerte.
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de tus anémonas manchadas?"
Yo también te felicito Al. He léido tus crónicas de USA. Sensibilidad a flor de piel como siempre.
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