domingo, 19 de agosto de 2007

No entiendo

Cada tanto, me olvido de guardar la armónica. Es una Hohner cromática (muy buena), del año 2000, pero nunca le saqué del todo el jugo. Sin embargo, como decía, cada tanto me olvido de guardarla. Y ahí aparece el primo chistoso, la ex-novia arrepentida, el amigo del amigo que le gusta cantar canciones de Tango Feroz en los campamentos, y ¡zas!, empiezan a babaearla inescrupulosamente, a soplar como si el instrumento fuera un globo, o un maniquí muerto al que hay que hacerle respiración boca a boca. ¡Grrr!
Odio eso. ¿Acaso uno, cuando visita a alguien, usa su cepillo de dientes, o le da besos en la boca? Diga "No al socialismo instrumental".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre quise aprender pero no se si absta solo con ponerse a soplar y mover los labios o hay una ciencia mas complicada detras....me darias algun consejo?????

Al Nonino dijo...

¿Respiración boca a boca o armónica?
Lo primero es más fácil, dicen.

Ignacio Bermúdez dijo...

Pff, lo único que hice por la múscia en mi vida es tocar la armónica "de oído".

Con la amónica pasa esas cosas, al ser algo que parece tan accesible, todos quiere probar... (sin doble sentido, por favor)

eresfea dijo...

Me ha gustado el lema final: ¡No al socialismo instrumental! Apuesto por extenderlo (el lema) a los postres (especialmente en compaía de mujeres) y a la economía.

Al Nonino dijo...

Los postres son cosa seria. Uno puede caer en sensiblerías y dejarse seducir por féminas audaces que se aprovechen de corazones sensibles. "No al socialismo postreril".

eresfea dijo...

Después de muchas horas pensando, he llegado a la conclusión de que deberíamos adherirnos también a la lucha contra el socialismo de los calzoncillos. (Mi calzoncillo es mío, sí, ¿y qué?)