sábado, 2 de septiembre de 2006

Instrumentos, quiero más instrumentos

Más o menos así es el acordeón que llegó hoy a casa.
-Mucho gusto, Paolo Soprani.
-Mucho gusto, Al Nonino.
Mis escasos conocimiento de piano ayudaron. Tuve que refrescar las escalas, los sostenidos, los bemoles. Pero la perspectiva es muy diferente. (Me duele el cuello).

Mientras tocaba, descubrí una cosa: mi hobby es coleccionar instrumentos. Lástima que sea tan caro.

P.D.: Si alguien tiene instrumentos que no use, envíemelos. Gracias.

9 comentarios:

Ignacio Bermúdez dijo...

Ta. Ponele que elegiste un hobby medio caro. Por qué no te la tiras para los sellos o juntar envoltorios de alfajor portezuelo, capaz que es más barato.

P.D.: No haré chistes de doble sentido con la palabra "instrumento".
P.D.2: Tengo una armónica, que no dejaré nunca.

Anónimo dijo...

Supiste tener una guitarra mia durante un tiempo. Luego yo, porfiado baterista, decidí aprender a tocar algo de guitarra, y aún quedando mi aprendizaje de dicho instrumento por la mitad (me quedé sabiendo tocar canciones y poca cosa más), la guitarra volvió a casa. Y para mejor, con cuerdas nuevas!!
Esto sumado a las reiteradas molestias que genero a mis familiares cada vez que voy a lo de mi abuela y despliego la hermosa candtidad de 5 o 6 acordes que sé en el piano, me han llevado a la misma conclusión que ud: me enamoro facilmente de los intrumentos.
Así que sepa, Al, que ese acordeón pronto será mio...

Anónimo dijo...

El problema, Vengador, es que este acordeón, el Paolo Soprani, no es mío. Es de nuestro común amigo Kopf, que anda por Gudalajara. Sucede que le haré una suplencia en el legendario Kuropa¬Cia y por eso tengo el acordeón en mis manos.
Tengo más cuerdas. Usadas, pero mejores que las porquerías que usas vos. Cuando quieras, pasá a buscarlas. Y de paso traeme el libro de Mateo que me hurtaste.

Anónimo dijo...

Mi hobby en un momento de mi vida fue coleccionar monedas de otros países, claro, lo que sucedía era que había encontrado una colección vieja de monedas y no había que hacer demasiado más que agregarle algunas. Ese también llevaba sus costos, más que el valor de la moneda en sí, el asunto era conseguir alguien que me las diera y por lo tanto que viajara y gastara lo que quisiera menos el valor de esa moneda. Luego, un día de orden absoluto se me dio por tirar eso y todas las chucherías habidas y por haber. Me reconozco como un gran "cachivachero" y no un coleccionista, pero hay ciertas cosas que unen a estos dos tipos de gente. No sé lo que es. Pero esa obsesión con las cosas la tenemos en común. El tema de los instrumentos es lógico para todo músico y como músico entiendo amante de la música y como amante entiendo aquél que le demuestra amor a algo o alguien, y como amor entiendo... bueno eso ya es más complicado, lo dejamos para otro día.

Anónimo dijo...

Sabías palabras Walter, cada cual manifiesta su amor a su manera. También tuve una especie de afición en mi niñez hacia los sellos. Pero la verdad sea dicha es que nunca fue lo que se dice un amor. Yo tenía aquellos sellos que venían hacia mi, jamás fui a por ellos. Y un verdadero coleccionista o cachivachero se rebusca para tener cada día más grande su montaña de adorables porquerías.
Además de instrumentos supe ser uno más de la gigantezca masa que coleccionó latas y tarjetas del campeonato mundial de 1994. Ahora que lo pienso, estos dos últimos objetos así como vinieron, se fueron. Vaya uno a saber que se hizo de ellos. Al menos los instrumentos no corrieron la misma suerte.

Por cierto: Al nonino, ¿es verdad que tocarás en el mítico conjunto de Facundo, el conductor de Vidas? ¿Dónde y cuándo será eso?

PD: Ya que tocarás con ellos, avergiüa si aún conservan un atril mio.

eresfea dijo...

¿Sirven las panderetas?

Anónimo dijo...

Las panderetas sirven, Eresfea. Le pediría consejos al Vengador, que es un muy buen baterista-malbarista-percusionista.
Vengador, va a ser en el el Bar Tabaré, algunos jueves de setiembre. Pero depende de la agenda de Kopf.

El sonido del acordeón evoluciona. Aunque todos saben que me gustaría tocar el bandoneón. Pero eso sí que es complicado.

Anónimo dijo...

Respecto al bandeoneón, oí decir que muchos músicos tocan las notas mientras abren el fuelle y son pocos -los guapos- los que lo hacen cerrándolo, pues tal cual me comunicacaron, al momento de ir cerrando el fuelle las notas cambian de lugar y sería algo así como patear el tablero para cualquier lado. Donde antes había un DO, de golpe aparece un RE#, por ejemplo.
Claro que esto me lo dijo alguien al que luego -por otros motivos- llegué a la conclusión de que era un ímbecil. Igual me dejó para siempre esa enseñanza y la duda de saber si es verdadera.

Anónimo dijo...

Ya lo dije, Vengador, el bandoneón es cosa seria. Fui a dos clases de bandoneón. Y es como te dijo tu amigo imbécil, cada mano tiene dos teclados, uno abriendo y otro cerrando. Es decir, tenés que aprenderte cuatro teclados. Y tenés que calcular el aire; si tenés una frase muy larga, el aire no te da, y tenés que cerrar el fuelle. Un fruto avícola (huevo, para los que no agarraron el chiste). Cuando tenga guita me voy a comprar uno. Salen un fruto avícola. Se dejaron de hacer cuando empezó la II Guerrra. En tristán encontré uno a mil (dólares, aclaro). Ya saben qué regalarme para mi cumpleaños. (El mío o el de Yo).