miércoles, 30 de agosto de 2006

"Sin querer queriendo"


Hoy se publican las confesiones de Chespirito, tituladas Sin querer queriendo. Me emocioné. Y recordé algunas frases:

Chavo:
"¡Eso, eso, eso!..."- para afirmar algo-.
"¡Fue sin querer queriendo!"-para disculparse por alguna travesura-.
"¡Bueno pero no se enoje!" -típica respuesta a don Ramón o al Señor Barriga para evitar la reprimienda-.
"¡Qué bruto!... póngale cero" -decía en la escuelita cuando alguien contestaba una pregunta del profesor que según él era incorrecta-.

Chapulínicas:
"Más vale solo que mal que por bien no venga".
"Es de sabios lo que comete cualquiera".
"Ladra que muerde no perra".
"No hay nada nuevo que dure cien años".
"Más vale llegar a tiempo que mal acompañado".

Recordé, también, que perdí algo de la valentía de aquella edad. Y recordé que ya no hay Chapulines.

3 comentarios:

Ignacio Bermúdez dijo...

Prefiero más a Quico. Cuando la madre le decía:
-¡Federico!
-Madre, tú sólo me dices Ferderico cuando estás enojada...
Gigante. Es una lástima que ya lo repitieron tanto que me aburren. Por lo menos el chicano este la hizo en México, y no tuvo que cruzar al frontera.

Anónimo dijo...

Comparto Eimb: algo hizo (es probable que sus exagaeradas reiteraciones) que el chavo cansara un poco y que hoy en día, cuando uno lo encuentra en algún zapping, no tenga demasiadas ganas de detenerse a verlo. Sin embargo no puedo dejar de reconocer que me marcó una etapa y que en su momento no podía dejar de verlo, aún cuando siendo niño ya notaba que los entramados argumentales tendían a repetirse incansablemente: así teníamos al profesor jirafales tomando no menos de 5 o 6 tazas de café semanales en lo de doña Florinda; al señor Barriga luchando por su renta; a doña Florinda castigando injustamente a "Ron Damón" y al chavo embarrando la cancha cada vez que podía.)
Sin embargo, recuerdo algunas cosas que nunca dejaron de inquietarme en esta serie mexicana. Una: Me encantaba la vecindad, soñaba con ella. Pero tambien deseaba ver más allá de ella. Adoraba el hecho de que los personajes interactuaran en el patio posterior o que salieran al frente (como cuando al chavo se le ocurrió vender jugos de tamarindo (?¿), jamaica (?¿) y limón). Sin embargo, por razones que hoy son obvias y de presupuesto, lo hacían muy poco y yo deseaba tanto que lo hicieran más seguido!!!.
Supieron darme el gusto en dos capitulos de antología para quien admiraba la serie: La ida a Acapulco. No hay palabras para tan maravillosos capitulos.
La otra cosa que me inquito mucho al punto de haber deseado no haber visto ese capitulo es el momento en que el chavo (así nomás, tranquilamente) declaró que su nombre se debía a que vivía en el apartamento 8. Recordemos que las casas tenían números. ¿Pero cómo? El chavo del ocho vive en el barril. Para peor el chavo, niño de unos 8 años, termina diciendo: ¿Como un niño va a vivir en un barril?
Ese maldito capitulo siempre me sonó a imposición moral y ética por parte de las autoridades mexicanas. Algún lío se habrá armado para que de la nada el chavo se transformara en un ser coherente, razonable y que le estaba transmitiendo un mensaje claro a los televidentes.
En fin. Eso es todo, "nos vemos mañana a la misma hora y en el mismo canal".

PD: Siempre desee mucho tener la chiquitolina. Así como el jugo de gommi baya. Por cierto, ¿nadie se dio cuenta nunca de la publicidad a favor de las drogas que era la gommi baya?

eresfea dijo...

Y sí, no por mucho atempranar amanece más madruga.