sábado, 26 de agosto de 2006

Remojé las barbas y casi me ahogo


Infectado por la duda hamletiana llegué al siguiente planteo: afeitarse o no afeitarse, esa es la cuestión. Soy capaz de generar una barba cuasi-marxista. (Nunca lo logré). (Pero sé que puedo). Para salir de este enredo organicé el F.O.D.A. del fenómeno "tener barba".

Fortaleza: Parezco más inteligente, más profundo. La gente me mira y dice: "Pa, este tipo sí que sabe." (Aunque no sepa).
Oportunidad: Si estiro la lengua hasta la comisura de los labios, puedo recordar lo que comí en los días anteriores. Almaceno la comida por zonas. Al costado derecho de los labios, la entrada. En el bigote, el plato principal. En el costado izquierdo de los labios, el postre. En el mentón, el café. Hago un giro antihorario con mi lengua. Y ya está: un fast-food. (Repetir el movimiento).
Debilidad: Cuando saludo a las chicas con un beso parezco un erizo. Y me sienten olor a comida. Me doy vergüenza.
Amenaza: Que la barba me tape toda la cara. Y no ver nada. Y no poder afeitarme más. Mi sistema sensorial cambiaría por completo. Viviría como los ciegos, pero con olor a pelo. Hasta ahora nunca me pasó. Pero tengo miedo.


P.D.1: La foto es de Hermeto Pascoal, un barbudo conmovedor. Su música oscila entre lo virtuoso y lo que tocaría un niño de dos años. Extraño(s). Otro día hablaremos de él.

P.D.2: Voy a afeitarme.

17 comentarios:

Ignacio Bermúdez dijo...

Veo a tu barba como una mancha de humedad, o una especie de musgo color negro. Es verdad que quedas más prolijo sin ella, pero con ella, te acercas más a tus "compañeros". Creo que esa es una de las pocas cosas en que te gano: no tengo barba, y me afeito una vez al mes (como mucho).

Nos vemos, imberbe.

Anónimo dijo...

Recuerdo la primera vez que me afeite.
Como toda primera vez de algo uno deja de ser una persona inserta en un presente, y pasa a ser la materialización de uno mismo en un futuro hipotético. No hay que ser demasiado psicótico para imaginar futuros para nada auspiciosos y consecuencias nefastas; uno tiene muy claro que probar la manzana puede llevarnos también a caminos oscuros.
Además noté una cosa. Afeitarse es de esas situaciones en la vida que son particulares por una cosa: no se puede volver atrás. Así como cuando uno decide mear en un lugar no adecuado o como cuando empieza a cortarse el pelo, afeitarse es de esas cosas que una vez comenzadas no es posible echarse atrás. Quizás eso mismo sea lo que nos lleve a tomar el riesgo de lanzarnos en esa aventura sí o sí, CON FIN la primera vez.

Recuerdo que aquella vez tuve mucho más cuidado que cuando me afeito hoy en día. Como siempre sucede en este tipo de cosas, no pasó nada. Y fue así que me afeite. Y no tengo más nada que contar.

Anónimo dijo...

Eimb, no quiero caer en clichés, pero no tengo compañeros, ni de izquierda ni de derecha. No encontré -aún- partido político que me identificara. Pertenzco a esa generación maldita (¿yankee?) que no tiene representación política. Y no me ofendo por ello. Busco la participación política y social en otros lugares. Pero no a través de los partidos políticos.
Venga(dor), conmove(dor)a la anécdota de tu primera vez (que te afeitaste). Me gustó lo del futuro hipotético. Yo no recuerdo bien la primera vez que me afeité. Sí recuerdo que codiciaba mucho cuando me salía barba. Afeitarme era como perderlo todo de golpe.
Saludos,
Al Nonino

Anónimo dijo...

Con respecto al tema de la braba, bueno, qué se puede decir. La barba puede valer mucho, puede ser muy codiciada (sobre todo los primeros años), puede llevar a la muerte. La barba es todo: sabiduría, perspectiva, madurez, política como se ha comentado, también es calor, y puede llegar a ser algo muy incómodo, pero en fin. En la historia de la humanidad la barba a significado un sinfín de cuestiones y se le han adjudicado diversos misticismos. En cuanto a la primera vez, señor Vengador, yo recuerdo que me encerré en el cuarto de baño. No tenía idea de nada, no sabía cómo llevar a cabo ese ritual pero lo que sí sabía era que necesitaría intimidad. No estaba preparado, aún, para hacer algo semejante en forma pública, tenía que intentarlo a solas y luego evaluar si no era arriesgado hacerlo con la puerta abierta fingiendo una naturalidad intrínseca no existente.

Anónimo dijo...

Quiero escuchar historias de mujeres afeitadas, de mujeres barbudas. Leo a Ádám Bodor y las mujeres aterciopeladas abundan. ¿Existen en la realidad?

eresfea dijo...

Ya será tarde, ya te habrás afeitado... Lástima.
Mi padre siempre me dijo que me dejara la barba, que ya tendría tiempo de afeitarme y aparentar. Y así lucí como un bichicome en mi adolescencia.
Disfruta la barba y sus tres fortalezas:
-Abriga en invierno.
-Es una prueba de amor verdadero (por aquello de los rasposo de la situación).
-No hay que perder el tiempo afeitándose.

Anónimo dijo...

Aún no lo hice, Eresfea. Cada vez que veo las hojas de afeitar digo: "Después de todo, la barba no está tan mal..." Hasta que empiezan a confundirme con guerrilleros y bichicomes, o toman demasiado enserio las boludeces que digo (por aquello de parecer más inteligente). Ahí me afeito. Pero todavía me parezco a mí y a Yo.

Anónimo dijo...

Mi tío siempre fue un tipo de barba negra. Solo que yo nunca lo noté. Un buen día, hace unos cuantos años, se apareció como si nada, sin un solo pelo, con la cara límpida y perfectamente odiable. Desde ese día mi tío no fue más mi tio, hasta unas cuantas semanas después en que yo ya no pude recordar como se veía con barba.

Anónimo dijo...

si existen mujeres barbudas? pero por favor...algunas mujeres tienen la suerte de no ser madres, pero la mayoria tiene hijitos por todos lados. algunas los esconden, otras pocas valientes los muestran. es un tema cultural, pero hay que ser valiente! no voy a nombrar a nadie, pero la barba y sobre todo el bigote es una gran pesadilla para varias

Anónimo dijo...

Anónimo, no entendí tu punto. ¿Qué tienen que ver los hijos con la barba? ¿Y la cultura?

Ignacio Bermúdez dijo...

¿? Anonimo ha estado tomando cosas que no debías.
A mí el bigote me hace acordar a Videla*, a esa moda militar de que llevarlo les hacía parecer rudos(*Dicatdor Argentino).
En cuanto a las mujeres, creo que nos prefieren sin bigote, ninguna mujer quiere quitar restos de arroz del bigote de su marido. Y yo no querría hacerlo de mi mujer...

Anónimo dijo...

Tengo barba y me la banco... y me la emprolijo de vez en cuando porque tengo una jefa mujer (valga la redundancia). Me la dejé porque sí y un día me la saqué para ver como era mi cara. Nunca más volví a afeitarme. Creo que los que tienen barba por un motivo explícito son comunistas. El resto la tenemos porque... no se sabe bien porque.

Anónimo dijo...

Acaso cobran entrada a las chicas en este blog? Mejor, uno se siente especial cuando es pionerA...
Sólo aprovecho el tema de la barba y las afeitadas para putear públicamente a la primera mujer que tuvo la gloriosa idea de depilarse -piernas, axilas, bigotes, etc-. No sé quién fue, tampoco cuándo, ni qué rayos le habrá cruzado por la mente, pero nos cagó lindo (no lo tomen a mal, sesudos y bien hablados posteadores, es un homenaje a lo escatológico que aparecía por allí).
De paso felicito a las rebeldes que se animan a desafiar las pautas culturales heredadas, y hago un mea culpa por la valentía incompleta.

Ah, y voto porque no te afeites, Al Nonino.

Anónimo dijo...

Me emocinó tú ímpetu, vlogger. Las mujeres están gobernarán el mundo. Lo digo hoy, 28/08/06.

Anónimo dijo...

(El "tu" va sin tilde, perdón, eresfea, fue la emosión.) (Y me sobró un están.)

Anónimo dijo...

No existe argumento que me pueda convencer de los supuestos encantos de una cara peluda. Que los Pereyra se dejen la barba para que los Gonzalez se afeiten.

tan versátil como acústica dijo...

para cuando te vuelvas como el señor de la foto tu barba ya no pinchará, se verá lacia. aunque dudo que alguna dama se te acerque a comprobarlo.