Su trabajo no era el de ciclista, sino el de andar en bicicleta. Rogelio (retacón, cuádriceps como morrones, y bigote mosquetero) pedaleaba ocho horas por día en una bicicleta especial, adaptada a un sistema de generación eléctrica que abastecía de luz a todo el pueblo.
Un día vinieron de la ciudad a verlo. Le hicieron una prueba.
-Te regalamos una bicicleta nueva si este año competís en las olimpiadas.
Rogelio miró sorprendido a los señores. Y al instante dijo:
-Bicicleta ya tengo. ¿Puede ser una caramañola?
Rogelio se fue a competir. Y el pueblo se quedó sin luz.
domingo, 8 de junio de 2008
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1 comentario:
que buena la palabra "caramañola"...
Inspector...
p.d. aùn no he logrado poner el nombre al comienzo... reconozco mi falta de creatividad...
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