sábado, 29 de septiembre de 2007

Una mierda haber terminado así

Se fue contra el rincón, se tiró un pedo, y en seguida vino su suegra:
-Germán, comete unos olímpicos…
Germán hinchó sus pulmones para absorber el olor agrio de su pedo, y levantó hombros y cejas. Con cara de Gata Flora eligió el olímpico más pequeño. (Noveno del día).

Germán lleva meses saliendo con Natalia. Luego de amenazas y huelgas de hambre por parte de la prometida, viajan hasta Lavalleja para conocer a la familia de ella. “Al cumpleaños de Zulema”.
Antes de la patética escena del pedo y el olímpico, Germán está en Montevideo. Desayuna jugo de naranja, mate, café con leche, vino y sandía. Según los médicos, eso es ansiedad. En el ómnibus, se empieza a sentir mal. Pero como los baños químicos le dan claustrofobia, debe contener el impulso fecal.
Al cumpleaños de Zulema asisten 38 familiares:
"Nicomedes, él es Germán".
"Nicasio, él es Germán".
"Lilia Blanca, él es Germán".
Promedio de edad: 82, 5.
En cada saludo, Germán sólo piensa en una cosa: El Baño. No quiere ser grosero, así que evade el tema. Al tiempo, junta coraje y dice:
-Mi amor, ¿el baño? -con disimulo, como si se tratara de un ingenuo orín.
Baja la tapa de plástico y se sienta.
Tra. Germán derrama un infierno.
Parecía una máquina de hacer helado. Y sale tanta “cosa”, que en un momento tiene miedo de quedar hueco por dentro. Germán sólo se siente satisfecho cuando la materia, que asciende de forma espiral, le toca los testículos.
Se sube los pantalones, y después de mirarse un segundo en el espejo y esbozar una sonrisa de alivio, aprieta el botón de la cisterna.
El botón de la cisterna no responde.
Germán queda color papel higiénico. Desesperado, a punto de suicidarse, piensa.
Piensa en agarrar el trofeo que dejó en el váter y tirarlo en cuotas por la lavatorio. Pero eso le dejaría mucho olor en sus dedos.
Piensa en envolverlo en una toalla, y tirarlo en la basura de la cocina. Pero atravesar el living con "eso" en sus manos sería imposible.
No sé si logro transmitir bien lo que le está sucediendo a este hombre, pero probablemente se trate de una de las situaciones más difíciles que atravesó en su vida.

Descubre que en la ducha hay una banderola que da hacia la calle. Mira la banderola, mira el váter, mira la banderola, mira el váter. Germán une sus dos manos haciendo, digamos, una "palita humana". Agarra el trofeo con la "palita", y en un pique corto lanza todo "eso" hacia la banderola.
Erra.
Aquello choca contra el azulejo, y resbala lentamente hasta estacionarse en el suelo de la ducha. Una derrapada a lo Pollock queda estampada.
Sale del baño, tranca la puerta, y va directamente hacia su prometida:
-Mi amor, me tengo que ir, tuve un problema familiar.
Y nunca más la llamó. No volvió a saber de ella.
Una mierda haber terminado así.

P.D.: Los nombres de los personajes de esta historia fueron modificados.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

esta historia me suena conocida...muy buena version

Al Nonino dijo...

Basada en hechos reales... Y no daremos nombres, no daremos nombres.

Anónimo dijo...

Asqueroso y excelente, sólo una crírica constructiva: absorber va con "b". Saludos.

Al Nonino dijo...

Ups..., corrijo, corrijo. Grazie.

Anónimo dijo...

Ahora sí, más que excelente.

Anónimo dijo...

No lo pude leer entero, tuve que hacerlo de reojo y salteando palabras. No fue solo narrativa descriptiva (por demas), sino tambien te diria que audio visual (casi que lo oli y porsupuesto que lo vi)