Lo más peligroso de un domingo no es el almuerzo del mediodía, no es el fútbol, no es dormir la siesta más de lo adecuado. Lo más peligroso de un domingo es querer suicidarse.
Hace 13 días, una amiga de un amigo saltó del octavo piso, luego de discutir con su padre, encerrarse en el cuarto y pedirle al novio que viniera a buscarla. Cuando llegó el novio, ella estaba mimetizada en el asfalto, rodeada de un charco negruzco que liberó su cuerpo.
N., mi amigo, está desconcertado. "No era una mina bajón, no era una mina cagona. No entiendo, te juro que no entiendo". Los psicólogos afirman que el suicidio en adolescentes ha aumentado, no tanto por depresiones profundas o problemas serios, sino por ansiedad. Simple ansiedad. La misma ansiedad que nos generan las máquinas dispensadoras de alimentos, los medios de comunicación, e incluso las propias relaciones humanas, cada vez más contingentes y políticamente correctas. Hay una interesante escuela para hacerle zapping a una vida que cada vez vale menos.
Ella dejó un dolor inmenso, posiblemente irreparable, un dolor que nunca hubiera deseado generar. Su padre y su madre no entienden qué hicieron mal. Su novio se lamenta haber llegado tres minutos tarde.
Y de noche, luego del velorio, todos quedaron nockeados, distraídos, haciendo zapping.
sábado, 18 de agosto de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
Yo me prometí un día ser incorrecto e inteligente (o simplemente dejarme de gilipolleces).
Qué injustos son aquellos que piensan que existir o no es algo equivalente.
Nunca sabemos cuánto daño puede generar nuestra inexistencia.
Al, no mires la película Click, la del nabo llamado Adam. Enseña cómo hay que disfurtar la vida sin hacer zapping... pero de una manera hollywoodense, que no pega en esta situación.
Publicar un comentario