miércoles, 4 de julio de 2007

Lectura obligatoria

António Lobo Antunes (Lisboa, 1942), hay que leerlo. Por ahí dicen que es un "escultor del lenguaje", o algo así. Y es cierto.
Les dejo fragmentos de Libro de crónicas (Siruela, 2001), un libro excelente excelente excelente.


I
"Muchos años después cambié el Hospital de Santa Maria por el Hospital Miguel Bombarda, diplomáticamente invitado a marcharme por haberle dicho al jefe de equipo que cruzaba las piernas como si no tuviese nada entre ellas
(sigo pensando que no tenía nada)
y lo que encontré fue una mezcla de película de Fellini con el caserón de mi abuela, lleno de de infelices, que se tambaleaban bajo el aturdimiento de las pastillas, y tantas chinches que no se veían los médicos".

II
"Me acordé de cuando mi hija mayor me telefoneó acongojada para comunicarme que había tenido la primera menstruación, de haberle mandado un ramo de flores, de decirle días después con el orgullo de los seductores de éxito
-Cómo ves, soy el único hombre que te manda flores
y ella respondiendo
-No, eres sólo el primero.
El problema con las hijas es ser solamente el primero, de modo que nos queda, creo yo, intentar salvarlas de los pises, de los fados, de los psicoanalistas y de los intelectuales. Lo que es más o menos la misma cosa. Y repetirles lo que Cendrars le dijo en una ocasión a su hija: todos los libros del mundo no valen una noche de amor.
(Las noches de amor con otros, por supuesto, y, claro, los libros que no hemos escrito nosotros)".

III
"Un conocido mío solía afirmar que el aire de campo es puro porque los campesinos duermen con la ventana cerrada. Y digo solía porque murió precisamente en el campo, mientras meaba sobre un poste de alta tensión: su mujer, que no lo tenía en gran estima, le confió al guardabosque, que fue a comunicarle el fallecimiento, que había sido ésa la única vez en que su marido hizo saltar chispas con la pilila".

IV
"Olvidar a una mujer inteligente cuesta un número incalculable de mujeres estúpidas".

V
"Los fines de semana, cuando no salgo con mi prima Bé, me quedo en casa viendo la tele. Ver la tele quiere decir regar las plantas del balcón, leer el horóscopo en las revistas, deshacer el tejido del domingo anterior, cambiar de canal cada veinte segundos y pensar en matarme. El problema es que en cuanto me levanto para tomar todos los lexatín de una vez mi madre telefonea desde Alcobaca para saber cómo estoy, oigo sus gritos en el contestador
(mi madre, que tiene un miedo tremendo a los teléfonos, siempre ha hablado a gritos)
y como no es posible suicidarse y conversar con la madre de una al mismo tiempo, desisto de las pastillas y le aseguro que estoy muy bien, no tengo fiebre, fumo a lo sumo tres cigarrillos por día, como bien no he adelgazado...".

3 comentarios:

Bloody dijo...

Muy bueno. Ya quedó anotado en la lista del debe.

eresfea dijo...

Ahora ya conoces otro sentido del estar "lobotomizado".
Te dejaré El segundo libro de las crónicas...

Al Nonino dijo...

Perfeto, perfeto, Eresfea, y gracias, gracias. Creo que la próxima víctima es Crónica del pájaro... de Murakami. Me animaré.