jueves, 22 de febrero de 2007

El último encuentro

Advertencia 1: si no me creen, están en todo su derecho. La historia que voy a contar no tiene mucha coherencia, y roza la fabulación.
Advertencia 2: no se ilusionen: esta historia no tiene nada que ver con la novela de Sándor Márai. Perodonen las molestias. Los osados, adelante.
Abrí la heladera y había un muerto, o algo así. Estaba metido como un contorsionista, todo doblado. Lo alejé de las aceitunas y la mayonesa, y miré su rostro para ver si lo reconocía. Me quedé helado. Él también. Lo reconocí. Era un ídolo de mi infancia, el que hizo todo menos Supercampeones: era el mismísimo Walt Disney.
Estupefacto, con los ojos como platos, miré fijamente a ese hombre. En eso,abre un ojo... Mira la tele... (Yo justo miraba Pato aventuras). Me mira... Mira la tele... Y antes de saludarme (es el mínimo respeto que exige alguien que aloja muertos en su heladera) me dice: "Estos mejicanos traducen como el orto". Y se vuelve a dormir.
Para que no se me echara a perder la comida, cerré la heladera. Antes, lo tuteé: "Sos un grande, Walt". A los diez minutos, cuando terminaron los dibujitos, volví. El féretro ya se había ido. Y la heladera estaba vacía.

4 comentarios:

Ignacio Bermúdez dijo...

Me hace acordar a ese famoso chistes de Padre de Familia que era así:
Se despierta Walt Disney de la criogenia y le pregunta la cinetífico que abrió la cámara criogénica
-¿Aún existen los judíos?
- Sí - responde el científico.
- Vuelvanme a congelar

eresfea dijo...

1. Al Mrozino
2. Walt era de Zamora.
3. Zamora existe.
4. Zamora fue un magníofico arquero.
5. ¿Por qué Robin Hood vestía calzas verdes ajustadas?

Al Nonino dijo...

Lo único que leí fue Juego de Azar (hace más de un año) y alguna cosa que pesqué en la net. Cuando lea los otros, la influencia será complicada. Veré cómo hago para desmarcarme...

zzuzzo dijo...

Grande historia!