sábado, 24 de febrero de 2007

Asalto intelectual

Me robaron:
-¡Bo, flaco, dame todas las ideas que tengas o te quemo! -dijo el gato de la foto, y acomodó el rifle.
Miré hacia la ventana y dije: “Ai am boleta”. El gato hablaba en serio.
Un bajón: justo había ordenado todas mis ideas en bolsitas de cartón, y me empezaba a sentir seguro de mí mismo. Las llevaba todas en mi morral azul: cuatro novelas, un gol de chilena, un asalto a un banco, nueve sinfonías (ocho de ellas sin terminar), tres asesinatos, un negocio multimillonario que me dejaría parado el resto de mi vida, y un poema más largo que la guía telefónica, capaz de enamorar a cualquier mujer. No es mucho, pero para mí suponía litros de sudor.
-¡Pará, pará, pará, pará, pará!
(Le dije que esperara).
El gato me miraba con ojos rojos de pasta base o de asesino, no sé. Me mostró sus garras, y se afirmó al gatillo. Se me frunció.
"¿Qué vale más: mis ideas o yo?", pensé. "Yo", me autorespondí, inseguro.
Lo perdí todo. Todo. Todo. Todo. (¡Todo!).
Estaré momentáneamente sin ideas, disculpen.

P.D.: Qué larga es la palabra "momentáneamente". Habría que inventar algo más corto para ese significado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con "de momento estaré sin ideas" se camufla.