lunes, 20 de noviembre de 2006

Vueltas

Como ya os conté -(el pronombre "os" está dedicado a los lectores españoles)-, vengo de una familia de dentistas. Hoy pasé por la casa donde vivió mi abuela y miré por la ventana, como queriendo encontrarla. No estaba, naturalmente. Miré entre las persianas. Las paredes estaban sucias, con marcas de clavos oxidados, alivianados por la ausencia de los cuadros. En lugar de armarios, había manchas de limpieza que humillaban la suciedad del parquet. Había polvo, polvo, por todos lados. La iluminación era fría, de tubo luxes...
Sospeché.
Me fijé en otra ventana y, envuelto en nylon, encontré un sillón de consultorio.
Me quedé helado. Como si me hubieran robado los dientes.
En la casa donde vivió mi abuela están construyendo un consultorio dental.
Si mi abuela viera toda esa mugre...
Vueltas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Estás vigilando bien tu propia casa?

Al Nonino dijo...

Siempre. Pero nunca logro predecir el alcance del aprendizaje doméstico.

El satiro blanco dijo...

al a mi me pasa lo mismo. Rincón donde busco rincón donde encuentro dientess