A Roberto lo sacaron desmayado, cuando el fuego ya había agarrado toda la casa. Hoy sólo se reconoce una superficie negrísima de barro, cenizas, y restos de vestimenta esparcida en el suelo.
-Cuando me rescataron, tomé aire y quise tirarme al fuego, entregarme...
Me quedo en silencio. Y agrega:
-En el incendio perdí una olla con comida para dos semanas enteras... eso fue lo peor.
lunes, 27 de julio de 2009
Tan poco, tanto
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