Necesitaba comprar un tarjetero. En la vidriera del local había uno bueno, bonito y barato.-Señor, ¿tarjeteros tiene? -pregunté.
-Sí.
El vendedor me trajo uno de cuero, con puntero de metal. Horrible.
Insistí:
-¿Y como el que está en la vidriera no tiene? -le dije, señalando la evidencia en la vidriera.
Y el vendedor, como quien descubre que están por timarlo, me dice con rabia:
-¿Usté me quiere dejar la vidriera vacía, joven!
Y no me lo vendió.

