domingo, 22 de octubre de 2006

¡Que siete años no es nada!


Rompí un espejo. Un óvalo grande como la mitad de mi cuerpo. Quedó, por decirlo de algún modo, como un mapa lleno de ríos.
Espero que las inclemencias del azar se apiaden de mí. Si Gardel dijo que veinte años (...), siete se pasan volando. Espero.

Ya no jugaré a las cartas. No apostaré mi sueldo en el casino. No especularé con mis acciones. Y no haré nada que implique "suerte".
¡Era tan fácil vivir con suerte!


P.D.: La foto muestra las primeras consecuencias. Quedé colgado del techo. "Ánimo -pienso-, son sólo siete años".

12 comentarios:

Anonetoy dijo...

Capaz que un espejo roto signifique otra cosa. El paso del tiempo desvirtúa las costumbres.

Por ejemplo, antaño se tiraba sal con un significado diferente. En la época que se creo la palabra salario y se esparcía sal, las familias -adineradas- tiraban aún más para demostrar que no las afectaba en lo más mínimo.

Cuando se me cae sal, la guardo en un tarrito para después salar el asado. Supongo que por eso me dicen que tiene olor a tierra

Anónimo dijo...

Anonetoy:
Mucha clase de Macroeconmía te afectó el cerebro

Anónimo dijo...

Me auto convenzo de que no soy supersticiosa. Si me cruzo un gato negro paso el día entero tratando de que todo me salga bien para que cuando acabe pueda sentir que vencí a la supertición, o a la mala suerte. Pero confieso que lo del espejo me da pánico. Es demasiado riesgo pasar siete años desafiando a la suerte. Capaz debería romper uno para probar que no soy supersticiosa. Pero por ahora prefiero quedarme con la duda.

Ignacio Bermúdez dijo...

Una vez rompí un espejo. Creo que lo que más me preocupó fue que me corté. Lo de la mala suerte no supe comprobarlo...

Pobre loco dijo...

Yo tengo como cábala pasar por debajo de las escaleras. El problema es que no me funciona (como todas las cábalas), pero al menos tampoco me da mala suerte.

choronta dijo...

Estimada Caperucit, vale la aclaracion, los gatos negros dan buena suerte. Absorven cargas negativas los pobres y esta comprobado que se mueren antes que los demas.

Al, creo que lo del espejo es facilmente contrarrestable con una pata de conejo de las casa de los chascos.

Al Nonino dijo...

Ya prometí dejarme la barba seis meses a cambio de la exoneración de la pena. Sí, lo sé, es un cambio arriesgado. Pero Gardel estaba equivocado. Veinte años es mucho, y siete también.

Al Nonino dijo...

Caperucit., no te preocupes por los gatos negros. Son buena gente. Que la discriminación no llegue hasta los felinos, por favor.

Pobre loco dijo...

Sí, salada discriminación. A los gatos negros y a los gatos gay ya no los respeta nadie. ¿Donde está la tolerancia?

El satiro blanco dijo...

al, lo del espejo se cura CON un poco de sal en el hombro izuierdo. ojo que no soy supersticioso

Anónimo dijo...

Una vez rompí un espejo. Creo que hace ya más de siete años. Yo era chico y una mala maniobra seguida de un codazo terminó con el espejo del ascensor del edificio en que vivo actualmente.
El tema es que nunca me supe dar cuenta como se mide la mala suerte. Convengamos que el acto mismo de romper el espejo puede ser considerado mala suerte. En tal caso: ¿Qué acto supersticioso lo justifica?
De todas formas, es verdad que estamos cargados de elementos que supuestamente nos pueden traer mala suerte y bajo tales circunstancias el espejo es el peor. La sola posibilidad de que una mala maniobra fugáz y efimera pueda condicionar 7 años de la vida de uno asusta.
Así que, te deseo la mejor de las suertes Al.

Al Nonino dijo...

Mi vida ya está volviendo a la normalidad. No sé si la normalidad es "la buena suerte", o "la mala...". Pero siento que todo es normal. Me acostumbré. Gracias, lectores, por sus preocupaciones. ¡Al Nonino vive!