
Hoy llegué a la biblioteca de la universidad, y un niño veinte años menor que yo tocaba el piano. La biblioteca estaba vacía, yo ordenaba mis papeles, y el niño golpeaba el piano y reía, mientras su padre elegía libros.
Desde el momento en que trajeron ese piano a la biblioteca -¿alguien sabe cómo hicieron para entrarlo?- me pregunté cuál era el proposito de colocar ese instrumento ahí. Recién hoy comprendí: en vez de poner revistas, como en los consultorios dentales, aquí ponen pianos, para darle un toque más intelectual.
Prometo que antes de las vacaciones, voy a tocar ese piano.
P.D.: Este es el mejor post del día, por lejos.