Había pocas pelícualas en la casa de mi abuelo. Una de ellas era Ambrosio, la historia de un ratón muy inteligente, que ayudó a Franklin en sus inventos y a redactar la declaratoria de independencia de EUA. Cuando lo enfocaban, la cabeza de este señor me hacía acordar a una pera. Siempre quise que le creciera un cabo en la pelada.
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