
Manolo, el sanitario que vino a arreglar las cañerías de casa, tiene un sueño. Y está por cumplirlo. Hace meses que se entrena para ello. Corre kilómetros y kilómetros. Sigue una dieta rigurosa. Bajó unos diez kilos, y ya es un hombre musculoso. Ahora, cuando saluda, te estrangula la mano.
Manolo sueña con ir a la guerra. A Haití, concretamente. Dice que ahí le pagan diez mil dólares por un año de trabajo. "De otra manera, es imposible hacer esa guita", me dice. Manolo está feliz. Su mujer y su hija, no tanto.
Quien pueda, sueñe. Sueñe lo que pueda.
4 comentarios:
Olé.
Acabo de dormir una siesta de 2hs y no soñe nada....
Un texto luminoso, sí señor. Muy luminoso. Cuando sea grande quiero ser como Al. Por ahora me conformo con ser un pobreloco.
Brillante, brillante.
Publicar un comentario