viernes, 26 de marzo de 2010

Fotos I

En los últimos meses cultivo el gusto por la fotografía. Aún no domino diafragmas y obturadores a la perfección... Pero aquí les dejo algunas fotos que tomé en distintas ciudades:

1. Luz postiza


2. Status


3. Al fondo que hay lugar

sábado, 13 de marzo de 2010

Miamiesco


Celeste enseña su mano abierta, con el dedo meñique escondido:
-I´m four years old.
Y sale de su primera clase de teatro. Mientras su padre la toma de la mano, otra niña de su misma edad viene corriendo y le pregunta con acento hispano:
-Where are you from?
Y celeste mira a su padre, un chileno más chileno que la Cueca, y responde:
-De Miami...
Su padre la afirma a su mano, y continúa a paso ligero hasta un Subway.

Czeck-In somnio


El colchón aparece tirado en el suelo, en otro sentido al que normalmente duermo. Dejo todo como está -el mail sin responder, la cama deshecha, y los dientes con comida-, y me acuesto. Logro el sueño profundo en un instante, y duermo en una superficie que por primera vez en 51 horas es horizontal. A las pocas horas, mientras sueño con algo que ya no recuerdo, siento un ruido extraño que me desvela. Un desconocido sale delante de una luz que encandila y sin mayor apuro camina en la oscuridad. En ese momento, caigo en la cuenta de que no tengo la más pálida idea de dónde estoy. Todo es incierto, como si hubieran sacado el mantel de golpe y las copas quedaran tambaleando.

-Sorry… -me dice, y se acuesta en la cama que se encuentra junto a mi colchón.

Según el reloj uruguayo son las 6am, según el chileno las 5am, según el gringo las 3am. De cualquier modo, es muy temprano para indagar dónde me encuentro, y antes de entrar en averiguaciones absurdas, intento conciliar el sueño.

Minutos más tarde, el extraño balbucea en un idioma que suena a checo o rumano. Entre sueño y realidad, descubro que me habla a mí. Permanezco en silencio. El extraño insiste, mientras sus palabras mueren como moscas aburridas. Pienso en responderle, pero de nada serviría hacerlo en español. El extraño continúa con su verborragia y parece no importarle mi silencio. Ya desvelado, decido responderle.

-¿De qué cuadro sos?

El extraño enmudece, como cuando se golpea a alguien que está roncando. Y no vuelve a hablar. Ahora estoy despierto, a la espera de recuperar el sueño. Mientras evaluó si levanterme y responer el mail, o hacer la cama, o lavarme los dientes, pongo el colchón en el sentido que realmente va.

De pronto, con el colchón en su lugar, el mundo recupera sentido y desaparecen las alucinaciones. Antes de dormirme, mis palabras rebotan en la habitación:

-Yo soy del Bolso…