lunes, 30 de julio de 2007

¿Ambiente universitario?

La Secretaría general de la universidad envió el siguiente comunicado:
"Informamos que a partir del próximo 1º de agosto, el horario de permanencia de los estudiantes en cualquiera de las sedes será de lunes a sábado de 7:00 a 22:30 horas.Fuera de ese horario, los porteros no están autorizados para permitir el ingreso de los estudiantes a los edificios y los que permanezcan por cualquier razón en el recinto universitario deberán abandonarlo al primer requerimiento".
Expresiones como "horario de permanencia", "recinto universitario", o "deberán abandonarlo al primer requerimiento", denotan un aire claramente militar, suavizado con algo de pomposidad universitaria.
Veamos qué sucede si eliminamos la "pomposidad universitaria":
"A partir del próximo 1º de agosto, los estudiantes de todos los módulos tienen prohibido permanecer en el penal entre las 2230 y las 0700 horas. Los guardias tienen permiso de disparar a quema ropa a quienes no desalojen el recinto. Los insurgentes quedarán a disposición de las autoridades, pudiendo* imputársele una pena tanto física como moral. Evite que nuestro trabajo de limpieza sea difícil.
*El gerundio "pudiendo" enfatiza el tono militar.

Se aprende más en los pasillos que en las aulas. Y una universidad que propone este ambiente universitario propone poco. Muy poco.

Jorge Lafauci (1)

Ochocerotrés a.m., preparás el mate, y mientras hierve el agua, te vas hasta el cuarto de la computadora a chequear los mails. Sentís que la caldera silva, te pegás un pique hasta la cocina, y en el camino te das el meñique contra el banco del piano. Te acordás del vientre de la lora. Apagás la hornaya, ponés el agua hirviendo en el termo, y cuando estás terminando de llenarlo, ¡trah!, se zafa la manija da la caldera. Te quemás todos los pies.
Ochocerotrés a.m. de un lunes, buen día. Jorge Lafauci.

viernes, 27 de julio de 2007

Ideas de la cordillera

Nos visitó Felipe Berríos, el capellán de Un techo para mi país. Él está convencido de que se puede terminar con la extrema pobreza en Latinoamércia (208 millones de personas). Cree en la fuerza y la capacidad de los jóvenes. Y no cree desde el idealismo o el romanticismo. Hay hechos concretos: para el bicentenario de Chile, en 2010, Un techo para mi país tiene como meta erradicar los asentamientos de Chile. (Y allá hay cordillera, hay más clasismo, hay diferencias étnicas...). Han construido 30 mil casas, y les faltan 25 mil. Clarito.
¿Por qué Uruguay no hace lo mismo? ¿Cuál es la diferencia? ¿Somos más blandos? ¿Ellos son mejores? ¿Qué estamos esperando? Si todos los que podemos, además de poder, hiciéramos...

O se es solidario, o se es solitario. Porque si uno no logra salir del "yo", a la larga, se queda solo. No sirve para nadie, no sirve de nada.
Me guardo estas frases:
"Sólo es joven quien es capaz de arriesgar".

"Sólo tiene vida quien es capaz de darla".
"Sólo es libre quien puede comprometerse".

lunes, 23 de julio de 2007

Mucho más que nostalgia

Mamíferos (Anagrama, 2004), de Pierre Mérot me cansó. Las ideas le ganan a la historia: demasiada definición.
Sin embargo, algunos pasajes se aproximan a la verdad:
"No dejamos de amar a los que hemos amado. Pero nos gustaría creer que poco a poco, de persona en persona, de pieza en pieza, estamos haciendo un rompecabezas, y que un día aparecerá un rostro. Y que ya no tendremos que seguir buscando. Pero la única imagen completa que tenemos es la última, y no hace desaparecer las precedentes. No olvidamos ninguna imagen, y ninguna nos retiene. Por eso nuestra vida no es una sucesión de fracasos, sino una incierta construcción íntegramente dedicada al amor". (pág. 41).

Versión 2.0 del cuerpo humano

La versión 2.0 del cuerpo humano debería tener bolsillos a ambos lados de la cadera. Sería una gran evolución para quienes concurren a playas nudistas: podrían guardar el filtro solar, las llaves del auto, el celular, etc.
Ténganlo en cuenta por si algún día pueden solicitar a Alguien esta mejoría. Por favor.

domingo, 22 de julio de 2007

For sale

Pienso, elijo y reelijo cada palabra. Por más monosílaba que sea, tenga o no tenga tilde, cada palabra es letal y multimillonaria. ¿Cuánto vale cada palabra? ¿Millones, trillones, cautrillones? Quizá más.
Me ofrecieron mucho dinero. "Todo el dinero que quieras". Tanto, que no sé ni cómo imaginarlo. ("Dinero, casas, autos, mujeres, viajes, asesinatos, "Lo que quieras", repitió. Cualquier cosa, con tal de monopolizar la voz de Al Nonino).
-Queremos tenerte de nuestro lado, Al - y la sala se inundó de aplausos.
Quizá venda los derechos de la Vida historia vivencia de Al Nonino. Quizá lo venda todo.
Porque, como dijo alguien del público, "Todo tiene su precio, sólo hacen falta accionistas".

O no. O sí.

sábado, 7 de julio de 2007

Canción para un sábado con lluvia

El cielo carga sus pulmones grises, y en minutos estallará el aguacero. Recuerdo "Como tu soledad", de Kuropa&Cía.

(...)
Cómo estarás cuando el sol aparezca
secando tus ojos de tanto esperar,
y recuerdes la lluvia como esa
tristeza con sabor a sal,
como tu soledad.

Algo perdido en tus manos
tal vez esos ojos en la oscuridad,
y recostada en tu cama
sueña la guitarra un eclipse total;
algo anda mal
como un poema roto en la mitad
es esta lluvia soledad.

(...)

Una lección de swing


¿A alguien le quedan dudas de que la música es el mejor invento del mundo?

jueves, 5 de julio de 2007

Re Radical

Amanecí radical. Re Radical. Tan radical que apagué el despertador con la mano izquierda. Re Radical. Y como si eso fuera poco
(leer el siguiente enunciado sin respirar)
fui a la cocina preparé el desayuno lo puse en una bandeja me fui a mi cama a leer un libro y volví a la realidad una hora después de lo previsto y tuve la satisfacción de ser medio punk medio piquetero alguien heavy. Re Radical. Tan radical que estudié radicalmente de buen humor, y a mediodía, almorcé durante dos horas radicales, y después me fui a trabajar radicalmente. Y a la vuelta del trabajo, como todo el día había sido radical, cuando pasé frente al túnel subterráneo que une 18 de julio con 8 de octubre -dos fechas radicales para este país-, me tiré en bici, sin luz, sin frenos, y en la parte oscura del túnel, donde corría radical riesgo de muerte, pedaleé bien pegado al cordón para que los ómnibus y los autos no me transformaran en alfombra. Re radical, repito.
Amanecí radical. Y me acostaré radical. Re Radical. ¡Grrr!, diría Pablo.

Crónica de un maldormido


Supongamos que el salón tenía 200 metros cuadrados, y que allí dentro dormíamos 80 personas. Estábamos bien apretados, como pedo de visita.
Antes de dormir, nos quedamos charlando con Pao, mientras ella terminaba su cigarro. Luego entramos a la mega habitación, y cada uno se dirigió a su lugar. Yo tenía más o menos claro dónde había dejado mi sobre de dormir, pero como la luz estaba apagada, caminé a tientas, y le pisé las pantorrillas y las manos (y la cara, perdonen) a más de uno. Mientras me aproximaba hacia mi sector, sentía cómo crecía un extraño ruido, y a pesar de la oscuridad, pude reconocer el verde moco de mi sobre de dormir que, de tan asqueroso, quedó acurrucado en un rincón, como un eslip cagado y oloroso.
Pero no todo fue color de rosas (moco): alguien estaba donde no tenía que estar. Resulta que a mi lado se había acostado un roncador compulsivo. Un maldito roncador compulsivo. ¡Fuck! Yo estaba muy cansado y lo único que quería era aprovechar las escasas horas que me distanciaban de la madrugada del día siguiente.
Me metí dentro del sobre de dormir, y cuando cerré el ojo izquierdo, el roncador compulsivo comenzó una fuga coral de ronquidos que apuntaban hacia mi oído. (Dormíamos en el piso, así que, entre la montonera de gente y el poco espacio, lo tenía dentro de mi oreja, mismo, cantando una sonata cavernosa). El tipo empezó a soltar unos sonidos de gato afónico que me hacían temblar el pecho. No se trataba de una simple molestia que uno supera cuando el sueño lo vence. Era un rugido felínico intermitente que se expandía por todo el salón, y rajaba la escarcha de las ventanas.
A los pocos minutos, el roncador compulsivo se empezó a desinhibir, y cambió su papel de gato afónico por uno de oso polar de 800 kg., que se tragaba el mundo en cada ronquido.
Estaba frente a un problema categoría “serio muy serio”, y tenía que solucionarlo.
Empecé a buscar patrones rítmicos del ronquido, de manera de descifrar la monotonía del sonido y así poder dormirme con más facilidad. Pero el roncador compulsivo sabía mucho de música y su estilo era muy libre: a veces sostenía la nota durante ocho compases, y luego soltaba apenas una semi corchea caprichosa. Fue absurdo buscar una estructura regular que me posibilitara el sueño, y decidí abandonar esta complicada solución.
Angustiado, en medio de la oscuridad, y viendo que todos, absolutamente todos, dormían, empecé a dialogar con mi conciencia. Reproduzco el contenido de mis reflexiones:
- Si este hdp se despierta por unos segundos –me autodije, con tono malévolo-, dejará de roncar. Y mientras él reconcilia el sueño, yo podría dormirme antes que él vuelva a roncar. Eso sería genial.
Este fugaz pero brillante razonamiento me indicó una cosa: tenía que despertar al roncador compulsivo.
En un principio, me pareció desmedido apelar a la violencia física. Así que me limité a generar tosidos. Tos tímida de sala de espera, tos para limpiar la garganta, tos con catarro verde y denso, tos de fumador..., todos los tipos de toses. Y el tipo, claro, ni bola. ¡Ni bola!
A los pocos minutos, el plan se frustró: el roncador no paraba con su oratoria. Entonces, cambié la estrategia: me pasé a los estornudos falsos, y seguí más o menos la misma táctica de ruidos ascendentes, anteriormente utilizada. Arranqué suave, y terminé con unos estornudos (falsos) como los de mi tío Humberto, esos que te salpicaban la cara, y levantaban el pelo. Y el tipo, claro, ni bola. ¡Ni bola!
Habían pasado ya casi tres cuartos de hora, y mis prácticas antideportivas no daban resultado. La paciencia se estaba acabando, tenía que jugar mi última ficha…
Siempre defendí la libertad de expresión, la paz mundial, y los certámenes de belleza. Pero en ese momento comprendí que no todo lo que you need is love. Es muy cierto, y teóricamente hermoso, pero la realidad me indicaba que un roncador compulsivo me había robado tres horas y media de sueño, y los postulados teóricos empezaban a perder validez.
Arranqué con métodos violentos. Primero con codazos. Le di un codazo seco en las costillas: ¡tocs! Y el tipo, claro, ni bola. ¡Ni bola! Se mantenía impertérrito, y reforzaba sus monólogos ferales.
El próximo golpe fue en la nuca, y el otro, en la nuez, y después en los riñones, y como vi que no reaccionaba, salí del sobre, me arrodillé, miré mis manos, pensé en rezar. ¿Rezar? No. Aproveché que estaba de rodillas, y le salté en la boca del estómago, sin piedad. ¡Traaa!
Silencio. Silencio:
-... –cri-cri.
Silencio. Silencio absoluto. Un silencio de esos que no se pueden ni oír. No supe si lo había matado, o si, simplemente, el tipo había dejado de roncar. Pero como no podía perder tiempo en averiguar lo que había sucedido, cerré los ojos, y procuré dormirme, antes de que el roncador compulsivo empezara su disertación nuevamente.
Y me dormí.
Al otro día, me dijeron: “che, qué sorete, ¡cómo roncaste!”. Y ahí comprendí que la vida sería más fácil , si los que roncan se durmieran después de los que no roncan. Y no al revés, como sucede.

miércoles, 4 de julio de 2007

Lectura obligatoria

António Lobo Antunes (Lisboa, 1942), hay que leerlo. Por ahí dicen que es un "escultor del lenguaje", o algo así. Y es cierto.
Les dejo fragmentos de Libro de crónicas (Siruela, 2001), un libro excelente excelente excelente.


I
"Muchos años después cambié el Hospital de Santa Maria por el Hospital Miguel Bombarda, diplomáticamente invitado a marcharme por haberle dicho al jefe de equipo que cruzaba las piernas como si no tuviese nada entre ellas
(sigo pensando que no tenía nada)
y lo que encontré fue una mezcla de película de Fellini con el caserón de mi abuela, lleno de de infelices, que se tambaleaban bajo el aturdimiento de las pastillas, y tantas chinches que no se veían los médicos".

II
"Me acordé de cuando mi hija mayor me telefoneó acongojada para comunicarme que había tenido la primera menstruación, de haberle mandado un ramo de flores, de decirle días después con el orgullo de los seductores de éxito
-Cómo ves, soy el único hombre que te manda flores
y ella respondiendo
-No, eres sólo el primero.
El problema con las hijas es ser solamente el primero, de modo que nos queda, creo yo, intentar salvarlas de los pises, de los fados, de los psicoanalistas y de los intelectuales. Lo que es más o menos la misma cosa. Y repetirles lo que Cendrars le dijo en una ocasión a su hija: todos los libros del mundo no valen una noche de amor.
(Las noches de amor con otros, por supuesto, y, claro, los libros que no hemos escrito nosotros)".

III
"Un conocido mío solía afirmar que el aire de campo es puro porque los campesinos duermen con la ventana cerrada. Y digo solía porque murió precisamente en el campo, mientras meaba sobre un poste de alta tensión: su mujer, que no lo tenía en gran estima, le confió al guardabosque, que fue a comunicarle el fallecimiento, que había sido ésa la única vez en que su marido hizo saltar chispas con la pilila".

IV
"Olvidar a una mujer inteligente cuesta un número incalculable de mujeres estúpidas".

V
"Los fines de semana, cuando no salgo con mi prima Bé, me quedo en casa viendo la tele. Ver la tele quiere decir regar las plantas del balcón, leer el horóscopo en las revistas, deshacer el tejido del domingo anterior, cambiar de canal cada veinte segundos y pensar en matarme. El problema es que en cuanto me levanto para tomar todos los lexatín de una vez mi madre telefonea desde Alcobaca para saber cómo estoy, oigo sus gritos en el contestador
(mi madre, que tiene un miedo tremendo a los teléfonos, siempre ha hablado a gritos)
y como no es posible suicidarse y conversar con la madre de una al mismo tiempo, desisto de las pastillas y le aseguro que estoy muy bien, no tengo fiebre, fumo a lo sumo tres cigarrillos por día, como bien no he adelgazado...".

martes, 3 de julio de 2007

Alegría, se casa Cristina

Cristina dijo que se casaba, Me caso, sí, y todos nos quedamos medio enclenques, con la lengua pixelada, y para corroborar la noticia le preguntamos, Con quién, pero ella titubeó, y dijo que no sabía, No sé, por ahora no sé, pero me caso, este año me caso, y Florencio, que no sabe ni cómo sacarse un moco, aprovechó el descuido de Cristina y le dijo que si querés yo me caso contigo y se casaron nomás, y en la ceremonia, los familiares bautizaron a Florencio con el nombre de Tenaza, por haberles sacado el clavo.

Más cosas sobre Alberto Ahinstain

"Una ley física es tanto más impresionante cuanto más simples sus premisas, más diferentes las cosas que relaciona entre sí y más extendido su rango de aplicación", dijo Albert Einstein.
Y yo digo que algo parecido sucede con los seres humanos, premisas simples y todo eso.

Nadie es perfecto

Cuánto más hermosas son las mujeres cuando uno no sabe que no saben bailar.

Al se autosuicidia

Los virus están de vivos. No los virus de la computadora, sino los otros, los que se nutren de seres vivos, los de siempre.
Me mordí tres veces el labio
(comía apurado, me mordí, y se hinchó; seguí comiendo apurado y, producto de la hinchazón, me mordí de nuevo, y se hinchó más; y, como seguí comiendo apurado, producto de la hinchazón hinchada, me mordí de nuevo)
y además me mordí jodidamente la lengua
(sangre, saliva púrpura, y todo ese dramatismo que, en mi casa, no impresiona a nadie ya que todos conocen los entre telones de un consultorio dental)
y a pesar de todo se lo conté a mi madre y me dijo
-Se ve que sos buena gente, porque los malos tipos, cuando se muerden la lengua, se mueren con su propio veneno
y recién hoy, ahora, me siento mal, creo que moriré.

Arte revanchista

¿Estos tipos tenían cara de boludos, o los pintores eran vengativos?
Alexis de Tocqueville.


P.D.: Hoy empiezo a estudiar Historia III.